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29/6 Una semana con los voluntarios maristas Ana y Manolo

Los maristas están finalizando un itinerario de formación para futuros responsables que ha durado tres años. Ha sido un proceso rico en encuentros, momentos formativos y foros, algunos en línea y otros vividos con alegría de manera presencial. Como cierre de este camino formativo, se propuso una semana de inmersión en una realidad significativa y diferente del entorno habitual de cada participante.

Del 22 al 29 de junio, Ana (de Jaén) y Manolo (de Granada) vinieron a Melilla para compartir con nosotros esta semana especial. El objetivo era que pudieran conocer Melilla más allá de los clichés que circulan habitualmente: la gran valla, los contrastes con la vecina Marruecos, una ciudad “de frontera”…

Nuestros dos amigos mostraron desde el principio una gran disponibilidad para todo. Por las mañanas colaboraron en el Centrofratelli, dando apoyo en los últimos días de curso. Por las tardes, se integraron en las actividades del grupo de jóvenes y del Proyecto ALFA.

El 24 de junio compartimos una jornada intensa de memoria y reflexión, recordando la tragedia ocurrida en Melilla en 2022, cuando un grupo de migrantes desesperados fue violentamente rechazado al intentar cruzar la valla.
Casi 40 personas murieron, y muchas otras resultaron heridas o desaparecieron. Participamos juntos en este acto de recuerdo, que nos confronta con la incapacidad de nuestra sociedad occidental para afrontar el fenómeno migratorio desde una mirada cristiana y fraterna.

Ese mismo día por la tarde, disfrutamos de una jornada alegre y festiva junto a las mujeres del Proyecto ALFA, con quienes compartimos una merienda y paseo bajo los pinos de Rostrogordo.

En los días siguientes, dejamos cada vez más espacio a la iniciativa de Ana y Manolo, valorando su experiencia y capacidades: Manolo como docente, y Ana como responsable de la obra social en Jaén, donde también se viven situaciones similares. Visitamos juntas la realidad de la Divina Infantita, que acoge a niñas derivadas por los servicios sociales, y conocimos de cerca las múltiples iniciativas de la escuela lasaliana, siempre comprometida.

Todo esto se vivió en el ambiente familiar de la comunidad mixta marista y lasaliana, donde compartimos comidas, paseos por la ciudad, momentos de oración y conversación sencilla y fraterna.

Ha sido una semana de encuentro, descubrimiento y entusiasmo. Les damos las gracias por una visita que ensancha los horizontes de nuestra comunidad y pone en juego, de forma recíproca, los muchos dones que la Vida nos ofrece para ser luz de esperanza.

Para recordar estos días, aquí está nuestro álbum de fotos de esta experiencia solidaria.

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